A.J.P. Taylor publico a principio de la década de los sesenta del siglo pasado su atrevida obra “Los orígenes de la Segunda Guerra Mundial”, cuya idea central era que, pese a las condenas por conspiración para la guerra dictadas en Núremberg, Hitler no se comporto de una forma muy distante a como se comportaron o hubieran comportado otros líderes occidentales. Es más, para Taylor la conspiración de una camarilla nazi exculpaba a todos los alemanes de cualesquiera otras responsabilidades por la IIGM eran, al fin y al cabo, las víctimas de un complot urdido por Hitler y los suyos; esa misma teoría limpiaba el expediente de los líderes occidentales y de todos los errores que cometieron y desembocaron en la guerra.
Al contrario que la tradición latina de confiar sus destinos al cirujano de hierro, al dictador bueno o en la conciencia política de América latina al padre de la patria, antes el conquistador, Taylor despreciaba la teoría del Gran Hombre que cambia la historia asi invertía las responsabilidades de los alemanes colocando a Hitler como el producto de su pueblo y no al revés.
Tan pronto como se publico fue un escándalo, los historiadores competían por ser más feroces y ácidos en sus críticas, peor aún, grupos neonazis acogieron con los brazos abiertos los postulados de Taylor que exculpaba a su líder.
En toda esta historia hay, además, un punto de ironía porque Taylor era un furibundo germanófobo, de hecho consideraba al nazismo como el resultado inevitable de la historia alemana y una vuelta al tribalismo bárbaro, es más, al poco de publicar su polémica obra escribía un artículo de opinión para un periódico británico en el que sostenía que los alemanes seguían siendo nazis en el fondo.
Curiosamente fue, quizás, el primer historiador mediático, consideraba que la historiografía debía ser accesible al gran público; como socialista era el contrapunto en infinidad de debates que la BBC emitía, pese a ser casi siempre mayor que sus otros compañeros de tertulia el público le identificaba con una visión más moderna y relajada de la universidad, tuteaba a sus compañeros, era acido, irónico y muy agresivo en sus controversias televisivas.
Tachado injustamente de revisionista, es cierto, sin embargo que “Los orígenes de la Segunda Guerra Mundial” no es históricamente atinada, desprecia infinidad de documentos y testimonios que indican abiertamente que la guerra era en la política de Hitler un futuro inexorable.
Pese a las criticas obras como las suyas son imprescindibles para reafirmar conocimientos o indicar líneas de investigación que deben ser trabajadas, lo mismo paso en los noventa con “Los verdugos voluntarios de Hitler” de Daniel Jonah Goldhagen y la consiguiente polémica que se desato.
Precisamente entre los muchos historiadores que pasaron por su aula están monstruos como Martin Gilbert, Norman Davies o Paul Kennedy que es quien explica el titulo de este articulo cuando escribia en alguno de sus muchos artículos de opinión que entre las muchas formas de empezar un articulo está entre otras muchas, comentando una anécdota persona “Iba en mi coche cuando…” el poner un titulo imposible que capte la atención del lector. Vamos a ello.
Recientemente hemos visto por la televisión el juicio contra tres personas a las que acusa la Guardia Civil de ser los responsables del atentado contra el aeropuerto de Madrid en el que murieron dos personas que no fueron desalojadas a tiempo. Un caso ciertamente difícil, el 19 de marzo de 2008, el diario El Pais publicaba una información que titulaba:
La policía no puede verificar que el etarra del vídeo de la T-4 sea Sarasola
La cinta es una de las principales pruebas de la presencia del terrorista en Barajas Apenas doce meses después El Pais publicaba de nuevo:
Pedraz, sin pruebas para condenar a Portu y Sarasola por volar la T-4
La declaración policial de uno de los etarras será nula si se obtuvo con torturas
El 5 de mayo de 2010, en el juicio celebrado contra ellos en la Audiencia Nacional de Madrid, en cambio, todo eran pruebas, los técnicos de la Guardia Civil identificaron sin lugar a dudas y por los videos del aeropuerto a Sarasola, además, descubrieron que uno de ellos es quien dio el aviso por teléfono y que otro compro un teléfono en Madrid cuya cara, de una perfidia ilimitada supongo, fue retenida en la memoria de la empleada aun muchos meses después.
Dos de los acusados fueron ingresados en el hospital muchas horas después de su arresto; en una rocambolesca y mutable versión oficial pasaron de ser arrestados sin oponer resistencia a serlo con violencia.
Dejando de lado las ocurrencias del ministro y los puntos oscuros de su versión echemos mano a una serie de interesantísimos conceptos que me hubieran gustado estudiar de haber tenido dinero, ciencias improbables en Massachussets, para nuestra tranquilidad nos dicen que la vida, el palpitar político, las excepciones en definitiva, se puede medir con un complejo sistema, la campana de Gauss.
La campana de Gauss o distribución normal es una simpática curva que nos dice que todo va bien, la wikipedia dice que su importancia radica en que “permite modelar numerosos fenómenos naturales, sociales y psicológicos”, es decir nos dice por ejemplo en un grupo dado de individuos cual sería su morfología, la teoría tiene un interesante margen, los errores, unos errores que se insertan en el sistema por ser, digamos normales, asi en un grupo dado de individuos estos tendrán en su mayoría una altura de, por ejemplo 1,72m mientras que habrá errores de individuos fuera de toda medida que midan 1,2m o 2,34m, son errores residuales.
Alimentemos el invento, pongamos por caso que hablamos de torturas, el cuadro nos escupiría la probabilidad de que pongamos en un periodo de 15 años y con una media de, digamos 150 detenidos por año, hubiera algún torturado por error, hablamos de 2250 personas…Admitimos la posibilidad de que haya algún erro residual, algún caso de excesos policiales? Si? Estamos de acuerdo? En que porcentaje? El 10%, el 30%? El 1%? Juguemos sobre seguro, digamos un 0.05%,. Este porcentaje implica que 1 persona, una sola persona fue torturada. Una excepción verdad?. No, no lo es porque es lo que la campana supone como cierto, es el error marginal que la campana asume como normal para el muestreo dado.
Ahora bien, que pasa si además de Portu, Sarasola fue también maltratado? Gauss no daba muchas explicaciones, pero los estudiosos de la cosa como son muy listos crearon el concepto del cisne negro.
Hasta que se descubrió Australia se creía que solo había cisnes blancos, basto una simple observación de un cisne negro para que siglos de observación y estudio de estos bichos se fueran al garete, por eso a las anomalías que dan un golpe a la historia o a la política o a la ciencia, se les llama cisnes negros, hechos improbables e imprevisibles que dan la campanada al pobre Gauss. La caída del muro, el 11S, repentinas caídas bursátiles, que el colista gane al líder en la Liga… Todos son cisnes negros.
Sera por tanto el caso de Sarasola el cisne negro?. Pues no. En los últimos dieciséis años no se ha condenado a ningún policía o militar por torturar a nadie en aplicación de la LAT, no es que, como decía Gauss haya un margen al error marginal asumido, en nuestro caso al 0.05% de los arrestados, es que en el estado español no hay margen, es cero, 0. No hay torturados ni como error, ni como cisne negro.
Que opinaría Gauss de los informes de los organismos internacionales de defensa de los derechos humanos?.
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