martes, 21 de septiembre de 2010

Nunca negociaremos y otros nunca mases.

Decía el otro día, al hilo del anuncio de ETA, José María Benegas alias Txiki, que no hay que olvidar, y tiene razón. Mientras el ministro del interior y su escudero el consejero de interior en la CAV prometían mas represión Benegas prometía recordar. Ahora que todos los políticos profesionales se conjuran para reprimir más, para competir por soltar el exabrupto mas belicista en medio de este coro de borrachos se diría que no hay nada que hacer, que no hay esperanza, que es cuestión de tiempo el volver a las andadas. Sin embargo, hay algo más?. No será que los políticos responden con el piloto automático puesto?. Fijémonos en unos pocos ejemplos.
El 21 de Enero de 1999 el entonces portavoz de la Ejecutiva socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, decía en Pamplona que el PSOE "nunca" se sentará en una mesa con el parlamentario vasco de Euskal Herritarrok y preso José Antonio Urrutikoetxea y que "mucho menos" lo hará en la comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Vitoria, donde afirmaba la presencia del terrorista es un "sarcasmo" y una "provocación". En menos de ocho años se sentaría con la misma persona en una mesa de negociación.
Sera un ejemplo casual?. Veámoslo, retrocedamos en el tiempo, el 3 de Febrero de 1983 Txiki Benegas declaraba a una radio que "el PSE-PSOE está dispuesto a todos los esfuerzos para conseguir la pacificación" y reafirmó su "disposición inequívoca al diálogo", eso cuando ETA había matado a un Guardia Civil en Ordizia al mismo tiempo y en sentido contrario José Barrionuevo Pena decía "Me parece que no es posible negociar con ETA en estas circunstancias. Que dejen de matar y luego hablaremos". Unos meses después, en Junio y pasados los fervores dialogantes de Benegas, Rafael Vera aseguraba muy serio "Lo único que hay que negociar con ETA es dónde y cómo entregarán las armas; lo demás no es negociable", precisamente tras explicar a la Diputación Foral de Navarra las líneas generales del Plan de Seguridad de la Zona Especial Norte (ZEN) de infausto recuerdo. El 30 de Julio de 1983 en las páginas del País traían una interesante entrevista a Barrionuevo:
P. ¿Y cuál es el planteamiento actual del Gobierno respecto a una posible negociación con ETA Militar?
R. Lo he dicho ya. Es absolutamente ilusorio. Con una banda de criminales, que, cada vez más, adopta sistemas mafiosos y cuyo objetivo fundamental consiste en mantener la propia organización criminal, un Gobierno de un Estado democrático no puede entrar en negociaciones.
Y así llegamos a la sesión del Congreso de los Diputados del 3 de Noviembre de 1983, si aquella, donde Fraga aplaudió al PSOE, aquella que El Pais titulo como "Una sesión llena de sobreentendidos" en la que apenas se concreto ninguna medida y en la que Felipe González dejo traslucir la guerra sucia y que Fraga saludo con un guiño "El terrorismo es el que hace la más sucia de las guerras" y González dijo "La puerta de la negociación está definitivamente cerrada. Que pierdan la esperanza en una vía en este sentido. Los estatutos, las libertades ya existentes, los toman o los dejan, pero no habrá componendas".
Unos nueve meses después el gobierno ya tenía sus dudas, o nunca las tuvo, vaya usted a saber y pasaban la siguiente nota que decía que el Gobierno está dispuesto a negociar con ETA la pacificación de Euskadi, directamente y sin intermediarios de ningún tipo, "donde quiera y cuando quiera la organización (…) Esta voluntad de diálogo encierra una alternativa de paz, diseñada por este departamento, que consiste en que la organización terrorista suspenda los actos delictivos y entregue las armas". Todavía tardaríamos en saberlo pero ya estaban conversando y alguien decidió que había que cercenarlo y mataron a Santiago Brouard.
Once meses después del asesinato de Brouard el ministro del Interior, José Barrionuevo, decía: "No queremos que haya falsas esperanzas. No hay negociación ni la habrá. Lo que hay es máxima generosidad con los que abandonen la lucha armada". Y remachaba González en el verano del 86 tras el despacho con el Rey "no hay, no ha habido y no habrá negociaciones del Gobierno con ETA". No duro mucho, dos primaveras después, en Mayo de 1988 el entonces juez Belloch medió entre Herri Batasuna y el PSOE para una negociación sobre la paz. Estábamos en vísperas de las conversaciones de Argel. Lo que motivo que en Marzo de 1989 José Luis Corcuera, sucesor en interior de Barrionuevo afirmara que "En este contexto, el Gobierno considera positivos los resultados del proceso de conversaciones políticas llevadas a cabo en Argel entre sus representantes y los de ETA, proceso que ha hecho posible la generación de un clima de distensión y la apertura de una expectativa de solución del problema"(…)"Asimismo, y en el marco de los principios de un Estado de derecho y de los acuerdos entre los partidos políticos, es intención del Gobierno continuar una nueva fase de conversaciones que permita alcanzar una solución acordada y definitiva". Cuatro meses después decía que "No habrá negociación con ETA. No es posible abrir un diálogo mientras se produzcan extorsiones y asesinatos". Como Santi Brouard en 1984 en 1989 seria Josu Muguruza quien pagaría los platos rotos del fracaso de Argel.
En 1992 con las olimpiadas en marcha y habiendo matado a casi todos los liberados de ETA en este lado de los pirineos entre 1989 y 1991 en total una decena de personas, el ministro de Justicia, Tomás de la Quadra-Salcedo, aseguraba que el Ejecutivo "no negociará con terroristas". Y Ramón Jáuregui, matizaba "jamás negociaremos con ETA lo que corresponde a la soberanía popular".
En 1993 y dimitido Corcuera cuando se jugó el puesto por la constitucionalidad de la famosa Ley Corcuera, su sucesor, Antoni Asunción afirmaba que "el diálogo con ETA es inviable" y que se olvidaran de ello. Al poco, apenas unos meses el PSE ofrecía a HB una negociación política si conseguía una tregua de ETA, tal como lo dijo Mario Onaindía. Quien además contaba con el respaldo del ministro del Interior, Antoni Asunción, que desde su nombramiento, hace poco más de un mes, se había entrevistado media docena de veces con el secretario general del PSEEE, Ramón Jáuregui. Tras la fuga de Roldan hubo de cambiarse al ministro tras la dimisión de aquel y se aupo a Belloch quien el uno de Septiembre de 1994 se reunía con el entonces secretario general del PP, Francisco Álvarez Cascos, y con el entonces presidente de los populares en el País Vasco, Jaime Mayor Oreja, para "restablecer el clima de consenso" en la política antiterrorista. Belloch, que no reveló el contenido de la conversación ni a sus colaboradores más cercanos, anunció: "Mientras yo dirija este ministerio, no va a haber acercamiento ni contacto con los terroristas. Nunca, jamás, va a haber negociación con los criminales de ETA". Toma. Y en Julio de 1995 se reafirmaba "No lo haremos nunca mientras yo sea ministro. Ni negociación ni toma de contactos ni diálogos". Para entonces y empleando a Adolfo Perez Esquivel como mediador el gobierno y ETA ya estaban conversando.
En Marzo de 1996 el PP batió al PSOE en las elecciones y tocaban declaraciones duras como la de Alvarez Cascos que rechazó cualquier tipo de diálogo, público o privado, con ETA mientras no dejara de matar. "El Gobierno rechaza cualquier fórmula en tanto ETA no dé muestras del abandono definitivo de la violencia", con otras conciliadoras como las de Jaime Mayor Oreja, ministro del Interior: "La palabra diálogo a mi no me da miedo". Incluso se mostró esperanzado en que algún día se pueda alcanzar la paz y llegar al "deseado" artículo 10 del Pacto de Ajuria Enea, que precisamente hablaba del final dialogado de la violencia. En 1997Aznar dirigió un doble mensaje: a la sociedad y a ETA. A éstos les dijo que perdieran "cualquier tipo de esperanza" de conseguir sus objetivos y de negociar. A las instituciones les pidió "responsabilidad" y a la sociedad le solicitó "unidad y firmeza". Estábamos a un ano de la tregua de ETA.
Un mes después del anuncio de ETA, en Octubre de 1998 Miguel Sanz. Tras una hora de entrevista con el jefe del Gobierno central, José María Aznar, anunció que si ETA abandona las armas, podrían "hablar y negociar, y ahí Navarra va a estar y será generosa". Claro que Sanz no ha sido siempre el feroz ogro monocejo que ahora conocemos, de hecho en 1999 con ocasión del secuestro de una monjita navarra en Colombio anuncio tras su liberación que "El Gobierno de Navarra estuvo dispuesto a cooperar económicamente en lo que fuera necesario, e incluso nos pusimos en contacto con las autoridades diplomáticas españolas para señalarles que estábamos dispuestos a enviar una delegación, para ver si su presencia en Colombia podía agilizar el proceso de liberación".
En el 99 y con la tregua casi rota el secretario de Estado para la Seguridad, Ricardo Martí Fluxà y sobre la entrega de las armas por parte de los malos, "una de las más espinosas en [el caso de] Irlanda, supone una petición absurda porque puede ir seguida de una nueva compra", reflexionaba, en una entrevista para El Correo. En su opinión, "es mucho más importante [obtener] una declaración firme y solemne de ETA de que dejará de matar".
Prefiero dejarlo aquí, podíamos seguir hasta la tregua de 2006 y la catarata de declaraciones a favor del dialogo, de mesas negociadoras, de dialogo multipartito y a no sé cuantas bandas, en cualquier caso cuando en fechas recientes tenemos a ministros y ministras, a presidentes del gobierno vasco o español prometiendo dureza, negando el dialogo, debemos tener presente que todos los políticos han negado públicamente cualquier contacto con ETA incluso cuando ya estaban dialogando y sirvan como ejemplo todas las declaraciones aquí relatadas.

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