Ayer saltaba la noticia, o el rumor debería escribir, sobre la aparición del cadáver de Jon Anza en Toulouse, en su morgue, tiempo habrá más adelante para hablar sobre los puntos sin aclarar de este caso. Durante el tiempo en que ha permanecido desaparecido hemos tenido que soportar infinidad de comentarios sobre su desaparición, algunos de una crueldad extrema y que, naturalmente, de haber sido en sentido contrario, de haberse dicho lo mismo sobre los tres policías que aparecieron muertos en una playa de Iparralde al final del franquismo o sobre los gallegos aquellos que desaparecieron en Hendaia hubiera motivado la rápida actuación de la guardia civil y la ponderada (sic) actuación de la justicia española. Quiero recordar el contexto en el que desaparece Jon Anza y es que junto a el fueron secuestrados por personas que dijeron, o dejaron saber, ser miembros de las FSE otros seis ciudadanos vascos Alberto López, Juan Mari Mujika, Lander Fernández, Alain Berastegi, Dani Saralegi, Imanol Pancorbo y Saioa Zerain, evidenciando que entre Agosto 2008 y 2009 alguien tenia mucho interés en acelerar todo tipo de investigaciones sobre ETA o la IA y no dudo en saltarse la esquiva legalidad vigente (sic) procediendo al arresto-secuestro de estas personas. Tampoco conviene engañarse estos secuestros han sido una constante en la historia reciente vasca, algunos como los de Eduardo Moreno Bergareche “Pertur”, José Miguel Etxeberría “Naparra” o el de Jean-Louis Larre “Popo” destacan porque sus cuerpos jamás han sido encontrados, en otros casos las desapariciones también tuvieron como resultado la muerte de la víctima como en los casos Mikel Zabala, Xabier Galparsoro “Anuk”, Josu Zabala “Basajaun”, Joselu Geresta “Totto” o José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala que estuvieron doce años en una morgue de Alicante hasta que fueron identificados, otro de los desaparecidos fue Luis Salegi Elorza, Txipi desaparecido en Mexico y hallado días después muerto en una cuneta y, según la versión oficial, muerto como Anza de un infarto, destacar la curiosidad de que Txipi era el último de los CCAA a los que la policía acusaba del atentado contra Enrique Casas que seguía con vida en 1997. En la mayoría de los casos, sin embargo, el objetivo ha sido arrancar información a los secuestrados a quienes no dudaron en torturar como a Alfontso Etxegaray Atxirrika lo que dio lugar a una operación contra ETA en Bizkaia con más de una veintena de detenidos, en fin, la lista es larguísima Imanol Aizkorreta Zabala, Segundo Marey , José Ramón Canal Blas, Xabier Lorenzo Almandoz, Antxon Bastarrika, José Manuel Osta Delgado, Agustín Zeligeta, Txema Concejo, Iranzu Mugeta, Fermín Urtizberea, el ciudadano de Irún Agustín O. G, Sergio Salaberria… La autoria alcanza a la habitual sopa de letras parapolicial, BVA, TripleA, Guerrilleros de Cristo Rey, GANE… o simplemente se identificaron como policías o guardias civiles. Sirvan estos datos, al menos, para negar la excepcionalidad de la guerra sucia.
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